(3.12)
Ahora miraremos los músculos extraoculares. Hay 7 de ellos. Uno, como lo veremos, sale del párpado superior. Los otros seis, los cuatro músculos rectos y los 2 oblicuos, mueven el ojo. La mejor manera de mirar estos músculos es desde arriba.
Aquí estamos mirando hacia abajo en la órbita, en una disección en la que el techo de la órbita ha sido retirado.
Empezaremos mirando los músculos rectos. Para verlos, tomaremos estos dos músculos, el elevador y el oblicuo superior fuera de la imagen. También quitaremos algo de la grasa que llena la parte posterior de la órbita.
Acá están tres de los músculos rectos: el superior, el lateral y el medio. Para ver el recto inferior, quitaremos el recto superior, el nervio óptico y el resto de la grasa orbital. Aquí esta el músculo recto inferior. Entre los origines del los músculos rectos emerge el nervio óptico.
Los nervios ópticos nacen juntos desde dentro de un anillo de tejido fibroso, el anillo tendinoso, del cual esta es la parte superior. El anillo está unido al periostio del ápex de la órbita. Este anillo de unión, representado en azul acá, rodea el canal óptico, y esta parte de la fisura orbitaria superior. El nervio óptico, la arteria oftálmica y muchos nervios hacia la órbita pasan por este anillo.
Los músculos rectos se adelgazan y se vuelven tendones a medida que van pasando alrededor del ojo. Se insertan en la esclera lejos de la parte anterior. Para ver donde se insertan voltearemos a una vista desde el frente. Acá esta la inserción del recto superior, acá está la del lateral, acá la del inferior, acá la del medial.
Las acciones principales de los músculos rectos son obvias. El recto superior e inferior hacen que los ojos vayan hacia arriba y hacia abajo, el lateral y el medial lo voltean hacia fuera y hacia adentro.
Los rectos superior e inferior tienen otra acción también. Ellos no solo jalan la parte de arriba o de abajo del ojo hacia atrás, también tienden a rotarlo un poco, a lo largo de su eje.
Incorporado en la parte inferior del elevador hay una tira de músculo liso, el músculo tarsal superior, que está inervado por fibras simpáticas. Los cambios en el tono de este músculo liso hacen que el párpado superior caiga cuando estamos cansados, y se abra cuando estamos alerta.
Si ponemos algo debajo de él, podemos ver su borde superior. El tarso está anclado en cada extremo a los ligamentos palpebrales. El tarso es muy flexible.
Este le da dureza al párpado, y le da una curvatura que varía para que tome la forma del párpado conforme la curvatura del ojo va cambiando.
En la espesura del tarso hay numerosas glándulas tarsales. Esta es una de ellas. Las glándulas tarsales se abren acá, justa a lo largo del margen del párpado. Las glándulas tarsales producen una secreción aceitosa que evita que las lágrimas se derramen.
Esta estructura que viene bajando desde atrás, es el músculo elevador. Este es su tendón. El tendón del elevador se inserta principalmente en el tarso; sus fibras más laterales y mediales están unidas a los ligamentos palpebrales.