Aberturas óseas en las fosas nasales | Acland. Video Atlas De Anatomia Humana Saltar al contenido principal
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4.3.5 Aberturas óseas en las fosas nasales
Transcripción

(3.08)

Ahora que hemos visto el hueso etmoides, regresaremos a las cavidades de los senos paranasales, y veremos como ellos se conectan con la cavidad nasal. Primero veremos las aberturas para los senos frontal y maxilar.

Aquí está la cavidad del seno frontal, aquí la cavidad del seno maxilar, vistos a través de una abertura artificial. Los senos frontal y maxilar desembocan en esta compleja área debajo del cornete medio, la cual necesitamos mirar con más detalle. En un cráneo seco hay dos aberturas largas e irregulares desde la cavidad nasal dentro del seno maxilar, separadas por esta escama ósea, el proceso uncinado.

En el cuerpo vivo todas estas aberturas, y gran parte de esta, están cerradas por tejido blando. La verdadera desembocadura del seno maxilar está justo aquí. Si miramos dentro desde el frente, podemos ver que la abertura es bastante alta en la pared medial del antro maxilar

El seno frontal desemboca dentro de la cavidad nasal mediante un camino estrecho, el ducto frontonasal. El ducto frontonasal empieza por encima del proceso uncinado, y corre hacia arriba y hacia delante para alcanzar el seno frontal.

Los senos frontal y maxilar no desembocan directamente dentro de la cavidad nasal sino dentro de un lado estrecho de una cámara localizada aquí, llamada el infundíbulo. No se puede ver el infundíbulo en un espécimen óseo. Lo veremos cuando veamos tejidos blandos.

Ahora veremos las aberturas para los otros senos. El seno esfenoidal desemboca dentro de la cavidad nasal aquí, por encima y detrás del cornete superior. Las celdas aéreas etmoidales, que están arriba en esta región, tienen numerosas aberturas pequeñas que desembocan en la cavidad nasal. Algunas de estas están detrás del cornete medial, algunas están debajo de ella.

Hay dos aberturas más para ver en la pared lateral de la ...

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(3.08)

Ahora que hemos visto el hueso etmoides, regresaremos a las cavidades de los senos paranasales, y veremos como ellos se conectan con la cavidad nasal. Primero veremos las aberturas para los senos frontal y maxilar.

Aquí está la cavidad del seno frontal, aquí la cavidad del seno maxilar, vistos a través de una abertura artificial. Los senos frontal y maxilar desembocan en esta compleja área debajo del cornete medio, la cual necesitamos mirar con más detalle. En un cráneo seco hay dos aberturas largas e irregulares desde la cavidad nasal dentro del seno maxilar, separadas por esta escama ósea, el proceso uncinado.

En el cuerpo vivo todas estas aberturas, y gran parte de esta, están cerradas por tejido blando. La verdadera desembocadura del seno maxilar está justo aquí. Si miramos dentro desde el frente, podemos ver que la abertura es bastante alta en la pared medial del antro maxilar

El seno frontal desemboca dentro de la cavidad nasal mediante un camino estrecho, el ducto frontonasal. El ducto frontonasal empieza por encima del proceso uncinado, y corre hacia arriba y hacia delante para alcanzar el seno frontal.

Los senos frontal y maxilar no desembocan directamente dentro de la cavidad nasal sino dentro de un lado estrecho de una cámara localizada aquí, llamada el infundíbulo. No se puede ver el infundíbulo en un espécimen óseo. Lo veremos cuando veamos tejidos blandos.

Ahora veremos las aberturas para los otros senos. El seno esfenoidal desemboca dentro de la cavidad nasal aquí, por encima y detrás del cornete superior. Las celdas aéreas etmoidales, que están arriba en esta región, tienen numerosas aberturas pequeñas que desembocan en la cavidad nasal. Algunas de estas están detrás del cornete medial, algunas están debajo de ella.

Hay dos aberturas más para ver en la pared lateral de la cavidad nasal: la abertura para el conducto nasolagrimal, o conducto lagrimal, y una abertura para los nervios y vasos sanguíneos, el foramen esfeno-palatino.

Como hemos visto, el paso óseo para el conducto naso-lagrimal empieza aquí. El conducto naso-lagrimal, que es bastante corto pasa hacia abajo y hacia atrás hasta desembocar por debajo del cornete inferior: aquí está su desembocadura.

La última abertura que queda por ver, el agujero esfenopalatino, es el extremo interno de un corto túnel para los vasos sanguíneos y nervios que van a la nariz y el paladar. En la parte interna desemboca cerca de la parte posterior del meato superior. Recorreremos todo el camino hacia afuera para ver el otro extremo del agujero esfenopalatino que está aquí, en la profundidad de la fisura pterigomaxilar.

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