(2.44)
El esqueleto de la cara consiste en varios reconocidos huesos. Los miraremos individualmente después en esta sección, pero empezaremos mirando los rasgos globales principales del esqueleto facial. Para simplificar el cuadro, retiraremos la mandíbula.
La cavidad para el ojo se llama cavidad orbitaria. Está protegida exteriormente por el denso margen orbital. Las aperturas de la nariz llevan a las cavidades nasales derecha e izquierda, separadas por el tabique nasal.
La mandíbula superior o maxilar soporta la dentadura superior. La prominencia ósea de la mejilla se continúa atrás con este arco óseo, el arco cigomático.
Esta depresión profunda es la fosa temporal. Está encerrada por esta cresta, la línea temporal; mediante el margen orbital lateral, y por el arco del cigomático. La fosa temporal contiene el gran músculo temporal.
La fosa temporal se continúa con esta depresión más profunda, la fosa infratemporal. Las paredes del fosa infratemporal están formadas por esta parte de la base del cráneo, y por la parte posterior del maxilar. La fosa infratemporal contiene los músculos pterigoideos, y también esta parte de la mandíbula, la apófisis coronoides.
En la parte interna del cráneo llegamos a estructuras que ya hemos visto. Aquí está el foramen magno, la parte basilar del hueso occipital, y la porción petrosa del hueso temporal.
Dos láminas óseas delgadas se proyectan hacia abajo desde la base del cráneo detrás del maxilar. Ellas son la láminas de la apófisis pterigoides, lateral y medial. Entre las dos láminas mediales del pterigoides están las aperturas posteriores de las fosas nasales, las fosas nasales posteriores o coanas.
El paladar duro forma el techo de la boca, y el piso de las fosas nasales. Aquí dentro de las fosas nasales están los cornetes, o huesos turbinados. Estudiaremos la parte interna de la fosa nasal en la siguiente sección.
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El esqueleto de la cara consiste en varios reconocidos huesos. Los miraremos individualmente después en esta sección, pero empezaremos mirando los rasgos globales principales del esqueleto facial. Para simplificar el cuadro, retiraremos la mandíbula.
La cavidad para el ojo se llama cavidad orbitaria. Está protegida exteriormente por el denso margen orbital. Las aperturas de la nariz llevan a las cavidades nasales derecha e izquierda, separadas por el tabique nasal.
La mandíbula superior o maxilar soporta la dentadura superior. La prominencia ósea de la mejilla se continúa atrás con este arco óseo, el arco cigomático.
Esta depresión profunda es la fosa temporal. Está encerrada por esta cresta, la línea temporal; mediante el margen orbital lateral, y por el arco del cigomático. La fosa temporal contiene el gran músculo temporal.
La fosa temporal se continúa con esta depresión más profunda, la fosa infratemporal. Las paredes del fosa infratemporal están formadas por esta parte de la base del cráneo, y por la parte posterior del maxilar. La fosa infratemporal contiene los músculos pterigoideos, y también esta parte de la mandíbula, la apófisis coronoides.
En la parte interna del cráneo llegamos a estructuras que ya hemos visto. Aquí está el foramen magno, la parte basilar del hueso occipital, y la porción petrosa del hueso temporal.
Dos láminas óseas delgadas se proyectan hacia abajo desde la base del cráneo detrás del maxilar. Ellas son la láminas de la apófisis pterigoides, lateral y medial. Entre las dos láminas mediales del pterigoides están las aperturas posteriores de las fosas nasales, las fosas nasales posteriores o coanas.
El paladar duro forma el techo de la boca, y el piso de las fosas nasales. Aquí dentro de las fosas nasales están los cornetes, o huesos turbinados. Estudiaremos la parte interna de la fosa nasal en la siguiente sección.
Las fosas nasales posteriores desembocan en la nasofaringe, que está en el espacio entre las láminas mediales del pterigoides, la base del occipucio, y el arco anterior de la vértebra atlas.